jueves, 16 de febrero de 2017

“Donald Trump es totalmente consciente de cómo actúa”

“Ese hombre está loco”, se escucha muy a menudo por estos días. Las primeras semanas de gobierno de Donald Trump han sido a golpe de vetos, prohibiciones y tuits de @realDonaldTrump, que no han faltado.
El historiador y ensayista mexicano Enrique Krauze ha afirmado durante un reciente programa en la cadena Televisa: “creo que Trump tiene una forma de la demencia, un mal psicológico, (es) megalómano, narcisista, paranoico… borda en la locura”.
Krauze es además ingeniero, en 1991 fundó la Editorial Clío y desde 1999 dirige la revista Letras Libres. En el diario Reforma apareció su artículo “Calígula en Twitter”, en el que el historiador va más allá: “No está en nuestras manos detener el tsunami narcisista. Y no podemos tapar el sol con un dedo. Pero sí podemos evitar que la luz negra de ese sol nos devore… Mientras Calígula tuitea, cuidemos lo que nos hace personas”.
Otra voz que se ha alzado asegurando que el presidente de los Estados Unidos padece algún tipo de enfermedad mental es la de Paul Krugman, premio Nobel de Economía y articulista del New York Times. En un tuit proclamó: “es un presidente que obviamente tenía una enfermedad mental en el preciso momento que tomó posesión”.
La salud mental del actual inquilino de la Casa Blanca comenzó a preocupar a algunos incluso durante la campaña. En agosto de 2016, la congresista demócrata Karen Bass inició una campaña en change.org que alcanzó 28 mil firmas en una semana. “Es totalmente posible que algunas personas con trastorno narcisista de la personalidad funcionen en muchas carreras, pero no en la presidencia de Estados Unidos. Merecemos conocer lo mejor posible el estado de salud mental de Trump antes de ir a votar”, prevenía. “Su impulsividad y falta de control sobre sus propias emociones son motivo de preocupación. Es nuestro deber patriótico plantear la cuestión de su estabilidad mental”.
Dan McAdams, profesor de Psicología de la Universidad de Northwestern en Evanston (Illinois), admite en un análisis en The Atlantic que hasta cierto punto es saludable que los altos cargos desprendan algo de narcisismo. McAdams realizó su doctorado en Psicología y Relaciones Sociales en la Universidad de Harvard, y en Northwestern imparte cursos de Psicología de la Personalidad. En su opinión, Donald Trump parece estar “fuera de los límites. La manera en cómo habla de sí mismo todo el tiempo...es demasiado”.
Scott Lilienfield, Doctor en Psicología Clínica por la Universidad de Minnesota e integrante del Departamento de Psicología de la Universidad de Emory (Atlanta) ha estudiado el nivel de narcisismo mostrado por diferentes presidentes de los Estados Unidos. Concluye: “¿Es el narcisismo de este individuo tan alto que podría estar en el extremo superior de la curva, cruzando la raya de lo saludable?”. En su opinión Trump no está “fuera de contacto” con la realidad.
Robert J. Sternberg, psicólogo experto en cuestiones como la inteligencia, la creatividad, la vida en pareja o el éxito, fue también presidente de la Asociación Americana de Psicología. Actualmente es profesor especializado en las universidades de Yale y de Cornell. En una entrevista a www.onemagazine.es, antes de que Donald Trump se proclamase vencedor frente a Hillary Clinton, valoraba: “los candidatos narcisistas, cuya preocupación principal en la vida es quererse a sí mismos -y sólo así mismos-, a menudo son muy convincentes porque van a decir o a hacer lo que sea necesario para ganar y obtener poder. No se preocupan en absoluto por los demás, por lo que no se sienten mal por engañar. Para ellos no se trata de un buen liderazgo, sino más bien de auto-mejora”.
En los criterios enunciados se remarca el narcisismo de Trump. Según la psicología clínica, el trastorno de personalidad narcisista se manifiesta en un exagerado egocentrismo, una preocupación extrema por sí misma y la falta de empatía con el prójimo. Mas, ¿es posible hacer un diagnóstico de trastorno de la personalidad narcisista mediante la observación?
Acudimos a dos expertos no tan viciados, presumiblemente, por la actual polarización de la sociedad estadounidense. Tampoco votaron en las pasadas elecciones de noviembre ni a republicanos ni a demócratas. Gustavo Daniel Levit Iritz es Doctor en Psicología Clínica. Actualmente trabaja en la Clínica Quirón Teknon, de Barcelona; y hace coaching y asesoría a directivos de la Fundación la Caixa, Abertis, Saba y Cellnex. También estuvo durante 3 años en los Departamento de Psiquiatría del Hospital del Mar y del Hospital de Sant Pau, y fue profesor de la Universitat Ramon Llull de Blanquerna.                  
Levit Iritz apunta que los diagnósticos de trastornos de personalidad se basan en las actitudes de la personas pero también en el entorno, “no sólo en cómo se comportan externamente”.  Y aclara: “con sólo lo que proyecta en sus actitudes en público no puede darse un diagnóstico”. 
Para el Doctor en Psicología Clínica: “Donald Trump más allá de las ansias de demostrar poder o necesitarlo, muestra una especie de venganza a todos y todo”.        
Danielle Molina Stajnsznajder es licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona. Tiene experiencia como psicóloga sanitaria y docente, tanto en el ámbito académico-universitario como en talleres y seminarios de capacitación y desarrollo personal. Lleva a cabo formación, asesoramiento, estimulación cognitiva y psicoterapia en su consulta privada y en otros centros. Además es la autora del blog www.psicologiadecafe.com.
Molina Stajnsznajder valora la posibilidad de hacer un diagnóstico de trastorno de la personalidad narcisista mediante la observación: “Para diagnosticar un trastorno de la personalidad ha de confirmarse un patrón de conductas y de experiencias internas, que está generalizado, es estable y se mantiene al menos desde la adolescencia. Al diagnosticar mediante la observación de conductas debería tenerse información veraz y continuada del sujeto desde una edad temprana hasta la actual, cuestión fácil de conseguir cuando se analiza a celebridades por la ingente información en los medios y las redes sociales. Pero faltarían las experiencias internas, difíciles de reconocer sin entrevistas clínicas, y algún soporte como un test de personalidad. No obstante, de un personaje mediático, que interactúa en redes sociales y que ha hecho muchas declaraciones, podrían hallarse comentarios sobre cómo se ve a sí mismo y percibe el mundo, sus relaciones con los demás, etc. Por ejemplo, con demostraciones de que se siente superior, utiliza y/o explota a las personas, su falta de empatía o afán de poder, se conformaría el mosaico de su personalidad narcisista”.
La psicóloga y bloguera Danielle Molina Stajnsznajder especifica que “para diagnosticar un trastorno de personalidad los rasgos deben producir malestar intenso o deterioro del funcionamiento (laboral, interpersonal...). Así, en una persona de éxito puede complicarse el diagnóstico si no se tienen pruebas de que padezca por ser como es y/o que le repercuta en una o más esferas de su vida. Con suficientes pruebas a favor se podría confirmar el trastorno, sino habría que concluir que se trata de una persona con rasgos narcisistas, que cumpliría muchos criterios diagnósticos pero al que no se puede diagnosticar formalmente”.
Cuando le preguntamos por los márgenes de error que suelen tener estos diagnósticos,  el doctor Levit Iritz explica: "Todos los diagnósticos se hacen a través de la observación y de entrevistas continuadas con  el paciente. Un trastorno de la personalidad narcisista presenta una serie de características que pueden ser, según los psiquiatras, tener un grandioso sentido de autoimportancia, preocuparse por fantasías de éxito ilimitado, creer que él es especial y único, además de exigir de los demás una admiración excesiva. Son individuos muy pretensiosos, suelen tener expectativas irracionales y sacan provecho de los demás para conseguir sus logros, careciendo de una empatía real. Un narcisista es incapaz de reconocer los sentimientos y necesidades de los otros. A su vez presenta comportamientos y actitudes arrogantes o soberbias”.                       
Levit Iritz precisa que el diagnóstico se puede hacer observando las conductas, pero de forma continuada y con técnicas de observación.  “No se trata de que el margen de error sea bajo o alto, sino de que se incurra en otros trastornos más severos. Yo pienso que Trump más que un narcisista es un psicópata”. 
La experiencia de Levit Iritz también está asociada con temas de recursos humanos y análisis de personal en diversas empresas de Europa. Entrevista y realiza encuestas a directivos y trabajadores para análisis de personalidad y grados de satisfacción. Utiliza, entre otra, una técnica de mediante una fotografía, dividiendo la cara en dos, definir a las personas. En el procedimiento se escinden e integran las dos mitades faciales, y se observan los efectos del control hemisférico sobre la expresión facial. Luego se hace el análisis neuropsicológico de las emociones.

Ante la foto de Donald Trump que acompaña este post, el doctor en Psicología Clínica nos revela: “no se nota descompensado, pero es un déspota. Preocupante que no se percibe nada de emociones. Es totalmente consciente de cómo actúa y de las cosas que hace”. 

1 comentario:

  1. ¡Excelente artículo Ania! ¡Qué sirva de precedente para lo que pueda venir!

    ResponderEliminar