miércoles, 9 de mayo de 2012

Bye, bye, blue passport

Llegó el día. Pensaba en algo más ceremonioso, pero la realidad shockea. Larguísima espera de casi sesenta personas que estábamos citadas para la misma hora. Una jueza que nos pide que apaguemos nuestros teléfonos móviles, mientras él de ella suena sin que deje de atenderlo.
No deseaba nada solemne, porque para mí no es más que un mero trámite. Que ni era de allá, ni soy de aquí. Ser española importa para dejar de pedir visa en muchos sitios. Ni más ni menos, en mi caso. Es un desahogo sentir que el mundo es más tuyo, más asequible. Pobre pasaporte azul, ya estás arrinconado.