miércoles, 29 de junio de 2016

EL DÍA QUE CONOCÍ A BENEDETTI

Lo de Benedetti fue hace mucho tiempo. Camilo Egaña probablemente no recuerde que fue él quien me propició el encuentro, del que solo fui testigo silenciosa. Camilo debía ir al Hotel Riviera a entrevistar al poeta; yo perseguía a Camilo a todas partes, con su consentimiento, para seguir el proceso previo a la emisión de "Buenas noches, ciudad". Me habían encargado una entrevista a Camilo Egaña para el tabloide cubano Alma Mater.
En uno de aquellos días de rastreo involuntario a Egaña, llegué a Radio Ciudad y me dijo: "tengo que entrevistar a Benedetti, ¿quieres venir?" No me lo podía creer. Tenía veintitantos años y no oculto que Mario Benedetti me zarandeaba. Veneraba el poema "Última noción de Laura", y a Laura Avellaneda y Martín Santomé, los personajes de La Tregua.

Usted martín santomé no sabe
cómo querría tener yo ahora
todo el tiempo del mundo para quererlo
pero no voy a convocarlo junto a mí
ya que aún en el caso de que no estuviera
todavía muriéndome
entonces moriría
sólo de aproximarme a su tristeza.

usted martín santomé no sabe
cuánto he luchado por seguir viviendo
cómo he querido vivir para vivirlo
porque me estoy muriendo santomé

usted claro no sabe
ya que nunca lo he dicho
ni siquiera
en esas noches en que usted me descubre
con sus manos incrédulas y libres
usted no sabe cómo yo valoro
su sencillo coraje de quererme

usted martín santomé no sabe
y sé que no lo sabe
porque he visto sus ojos
despejando
la incógnita del miedo

no sabe que no es viejo
que no podría serlo
en todo caso allá usted con sus años
yo estoy segura de quererlo así.

usted martín santomé no sabe
qué bien, que lindo dice 
avellaneda
de algún modo ha inventado
mi nombre con su amor

usted es la respuesta que yo esperaba
a una pregunta que nunca he formulado
usted es mi hombre
y yo la que abandono
usted es mi hombre
y yo la que flaqueo

usted Martín Santomé no sabe
al menos no lo sabe en esta espera
qué triste es ver cerrarse la alegría
sin previo aviso
de un brutal portazo

es raro
pero siento
que me voy alejando
de usted y de mí
que estábamos tan cerca
de mí y de usted

quizá porque vivir es eso
es estar cerca
y yo me estoy muriendo 
santomé
no sabe usted
qué oscura
qué lejos
qué callada
usted
martín
martín cómo era
los nombres se me caen
yo misma me estoy cayendo

usted de todos modos
no sabe ni imagina
qué sola va a quedar
mi muerte
sin
su
vi
da.

En la habitación del Hotel Riviera solo escuché. Me seducían Mario Benedetti y su entrevistador, a quien también admiraba. Inexplicablemente tengo pocos recuerdos nítidos. Tampoco he podido recuperar lo que dejé escrito para Alma Mater

En estos días he pensado en Camilo, porque me sigue encantando lo que hace en CNN, donde está a punto de iniciar un nuevo proyecto. Aunque creo que siempre lo preferiré en la radio. Benedetti ya no me sacude: me he hecho mayor y su poesía me resulta demasiado obvia. Mas agradezco a mi profesión haberlos conocido a los dos: al poeta y a Egaña. 

(Foto: http://www.theidealist.es)