viernes, 23 de diciembre de 2011

La expo del año

Sería la exposición del año. Había sido trabajoso, continuamente moviéndose de un lado a otro. Sin anunciarlo a nadie, ni a sus mejores amigos, emprendió el proyecto.
Lo primero fue diseñar la cámara: nada de muecas, expresiones, ademanes, gestos, sonrisas, lágrimas. Creó un dispositivo para captar emociones sepultadas. Ante un grupo o una sola persona, cazaría únicamente la imagen de lo que verdaderamente pensaban o sentían. Le excitó el solo pensar en simuladores desnudos.
Ahora que ya todo estaba listo, recorrió cada uno de los momentos. La obra central de la expo tenía casi las mismas dimensiones que el Guernica de Picasso, y recogía dos hechos memorables de la historia de Cuba: Heberto Padilla leyendo su autocrítica, y el juicio a Arnaldo Ochoa. Además de Padilla y Ochoa, todos los presentes estaban despojados de disfraces.
Quienes asistieran a la muestra verían desnudos de marchas del pueblo combatiente, mesas redondas, reuniones del CDR, de la juventud y el Partido. También aparecía arengando el señor muy viejo, el del cinismo enorme. Y la masa enardecida gritando su nombre.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Conjura de necios

Una flotilla, fuegos artificiales que se ven desde el Malecón, la planificación de un concierto para desviar la atención, y agresiones a corresponsales de AP que intentaban hacer su trabajo.
Esto es Cuba. Una isla secuestrada hace casi ya 53 años por un señor muy viejo, con un cinismo enorme. Que sigue ahí, tras cinco décadas, aupado por dóciles y deshonestos discípulos.
A muchos de ellos se les pudo escuchar en un contubernio que se hizo llamar Los medios alternativos y las redes sociales. Nuevos escenarios de la comunicación política en la era digital.  Da risa saber de lo que hablaron allí los pupilos del viejo señor: conspiración trasnochada, conjura de necios.

Caricatura tomada del blog Entendiendo el caos, de Garrincha.